Páginas

domingo, 5 de junio de 2011

Las palabras dolorosas casi nunca son hermosas

Vamos a escuchar esta canción mientras leemos la entrada...


La vida es corta. Rompe las reglas, perdona rápido, besa lento, ama de verdad, ríete sin control y nunca dejes de sonreír, por más extraño que sea el motivo. Puede que la vida no sea la fiesta que esperábamos, pero mientras estemos aquí : bailemos

Realmente no se quien escribió esto, lo conozco por un grupo de facebook del que hace tiempo que soy fan pero no me había parado a pensar hasta hoy.

Si lo leemos, parece la clara solución a nuestros problemas, una guía resumida de la vida, un breve manual de instrucciones sobre como vivir, sencillo, no?

Romper reglas, ok
Perdonar rápido, como no!
Besar lento, perfecto!
Amar de verdad, eso lo queremos todos!
Ríete sin control, ya lo hago!

Que fácil es!!!... y que difícil lo hacemos.

Tendemos a hacer siempre lo mismo y caer en rutinas que decimos odiar pero que realmente nos aportan la seguridad que necesitamos para estar cómodos, tenemos miedo a la incertidumbre, nos inquieta la ambigüedad con la que podamos encontrarnos si no tenemos un marco de referencia, unas pautas que nos ayuden a saber qué pasará a cada momento. Cómo vamos a romper las reglas así? Amamos las reglas.

Si alguien nos hace daño, qué difícil perdonarle! Estamos tan cerrados en nosotros mismos que en lugar de perdonar sinceramente, hacemos buena cara, pero tenemos un resentimiento arraigado que nos desequilibra y enferma el cuerpo y la mente. Eso es perdonar?

Estamos rodeados de personas, salimos a la calle y hay cientos de personas a nuestro alrededor, llegamos a casa, y gracias a las redes sociales podemos hablar con miles de personas pero..menuda paradoja...estamos conectados con un montón de gente, pero a la vez, estamos más solos que nunca. Buscamos personas que nos hagan vibrar y queremos estar con ellas, cuanto más y más rápido, mejor. Queremos a esa persona, o queremos lo que nos da? Confundimos cariño con amor? Caemos en relaciones centradas en el sexo, fiesta o dinero o en sentimientos recíprocos de dependencia emocional? Podemos esperar a que las flores crezcan, o las cortamos cuando aún son capullos? Que no nos extrañe si luego se marchitan.

¿Tiempo somos?¿Lo queremos?
¿Cuánto queda para que se acabe el cuento?

Como loco
Baile mucho
Que las cosas duran poco
Que las cosas son caprichosas

No importa nada tanto como andar.
No duele nada tanto como dejar de bailar.
Y bailar y bailar y bailar...

3 comentarios:

  1. Vivimos en una sociedad donde, como bien dices, nos gusta las normas, las reglas... porque lo que hay fuera nos acojona. Pero a la vez nos encanta lo nuevo, las nuevas personas que llegan a tu vida y que te abren nuevas propuestas, visiones y a veces compartidas.

    El ser humano se ha ido complicando la existencia a lo largo de los siglos, pero supongo que es consecuencia natural de un avance, la complejidad de las sociedades.

    Como nos encanta decir que no dependemos de nadie y en el fondo dependemos de todo.

    Pues yo paso, no pienso dejar de bailar.

    ResponderEliminar
  2. me ha encantado tu entrada, sobre todo porque no tiene nada que ver con el título.
    Y yo te doy otra reflexión más:
    "Cuidado con las cosas que dices porque con la persona con la que más hablas es contigo mismo"
    Definitivamente el mejor motivador para una vida mejor es uno mismo ;)
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  3. muchas gracias por tu comentario, no lo había visto hasta ahora :)
    Un abrazo

    ResponderEliminar